lunes, 4 de mayo de 2009

¿Por qué escribo?

De vez en cuando, me llega algún correo preguntandome por que escribo. Uno que otro día, ciertas personas me preguntan si es difícil escribir. Siempre varía mi respuesta, pero puedo asegurarles que escribir no es difícil: es la muerte. Una muerte dulce, placentera, dolorosa, que seca las entrañas y las venas. Escribir es una purga emocional, un vómito continuo desde lo más hondo de las vísceras ...

¿Por qué escribo? me preguntan. Escribo por que me es necesario, congénito, por que dentro de mis tripas una voz remota quiere gritar al mundo y sus alrededores aquellas verdades y mentiras que cree -inocente, ingenuo- saber, aquellas sentencias por las que daría la vida, la muerte, la cabeza y el alma. Por eso escribo.

¿Hay temas que me interesan más que otros? Por supuesto, tal como me gustan más las gominolas rojas que las verdes, los días de otoño más que los de primavera. Mis temas son aquellos que me sangran por los poros, que por una razón -inexplicable, indescriptible- hacen latir más rápido el corazón. Temas como la vejez, la soledad, la frustración, el suicidio, la pérdida, el dolor físico, la enfermedad, la fragilidad de la juventud, el amor enfermizo y no correspondido...

Otra de las preguntas más comunes es sobre mis maestros. tengo muchos. a montones. Los primeros fueron Thomas Mann, Truman Capote, Nabokov, Hemingway, Cortazar. Mas recientemente tengo a Gogol, Bukowsky, Günter Grass, Gabriel Garcia Marquez, Murakami, Kawabata, Poe, Joyce. De todos ellos he aprendido algo, no solo son escritores favoritos, son maestros de la lengua y la pluma. Aunque, debo decirlo, no he resultado ser muy buena alumna...

Por otro lado, aun con mi poca experiencia, tengo -tenía- un método para escribir. levantarme temprano, 7 por la mañana, comenzar a escribir hasta las 10. levantarme, tomar el desayuno, dar algunos ires y venires y regresar al escritorio, que debe estar en un lugar bien ventilado, cerrado y tranquilo, sin ruido pero con la posibilidad de escuchar música, con agua fresca al alcance de la mano, bien iluminado y con mis libros de referencia cercanos en todo momento. Regreso a seguir escribiendo, de la 1 a las 3. alterno día para escribir, día para corregir, aunque el método que mas me ha funcionado es el de dejar reposar el escrito ya acabado por una o dos semanas, antes de meter las manos de nuevo en él, lo que da un poco de perspectiva a esta cabeza mareada y ayuda a mirar con otros ojos. Durante esas semanas de lapso, procuro salir, salir mucho, leer, leer mucho, aunque hay quien dice que esto no es la mejor idea. A mi me funciona.

Sin embargo, cada día me es más difícil escribir. Cada vez duele más, cada vez los dedos se entumecen ante la pluma, la hoja en blanco me produce vértigo. no dejo, sin embargo, de intentarlo. de vez en cuando sale por magia y misterio una palabra por aquí, otra por allá. Mailer recita de vez en cuando los riesgos de vivir con los problemas y peligros del quehacer de la profesión, la tarea ardua de exprimir letras de los dedos, de hacer sangrar sílaba por sílaba...

Así que, en resumen, esa es mi vida, aquella historia que engendra algunas historias más. esa es la crónica del modo de vida que amo, que he elegido, que quiero aprender, con el que quiero crecer día a día, mi vicio doloroso, punzante y reconfortante, aquella "medicina ponzoñosa" como un día le habré llamado -¿habrá algún adjetivo peor?- sin la que ya no podría vivir....

5 comentarios:

  1. Hora de volver a la rutina, a afinar la disciplina, a domar el oficio. Ya ibas bien; retoma ÉSE control, que sí se puede. Y nunca dejes de pelear, de combatir la hoja en blanco. Y espero nunca te dejes derrotar por ella... mírate en este espejo. No es lindo. Las letras tienden a agolparse, las palabras piden salir, las ideas hacen marchas y revoluciones... y a veces parece que te estás volviendo loco, pero los dedos no se mueven y el teclado permanece quieto, sin hacer ruido, sin su familiar presión sobre las yemas de los dedos. Y eso... creeme... duele más.

    Abrazos, besos y mi vida entera envuelta en un manuscrito sin terminar en papel gastado. Te amo. Suerte.

    Francisco.

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  2. ¡Hola, Maya! Te doy ánimos para tu nueva aventura. Un abrazo

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  3. Suerte y ánimos.
    Y sigue releyendo a esos maestros.

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  4. Hey Maya, siguiendo y leyendote como siempre, como desde hace un buen de tiempo, me gusta leerte porque escribes de envidia, muy bien, espero me permitas seguir haciendolo, en el que sea de tus blogs presente leyendo aunque con muy poca frecuencia comentandote, pero presente que es lo que cuenta.

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  5. " me gusta leerte porque escribes de envidia"

    yo no lo pude decir mejor León...

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